Sigue llenando este minuto de razones para respirar...
Benedetti.
¿Romántica la idea de Benedetti, no? Pero una idea completamente idealizada sobre el amor...
Es usual toparnos con muchas concepciones sobre el amor, la mayoría de las veces, encerrando una idea idealizada y fantástica que logra capturar a la mejor intención en una fantasía donde para que la relación de pareja fuese exitosa, ese otro elegido debe ser un sujeto carente de defectos, ya que de poseer alguno, sólo podría augurar el fracaso del romance. Además que en las múltiples combinaciones que esto pude dar, una de tantas es crear la certeza -que dejamos de pensar- en que si es perfecta la pareja, "tenemos" que adaptarnos porque entonces es una la que está mal.
Otra idea, transmitida de generación en generación, también ha sido planteada casi como la receta mejor velada para mantener una relación: <<darle al otro, todo lo que merece>>. Así sin pensar, presas de ese automatismo de repetición, podemos encontrar innumerables ejemplos de cómo muchas mujeres son capaces, al basarse en esta concepción mal entendida del amor, casi por iniciativa propia elegir perder su individualidad, su "propia órbita" para exclusivizarse para el otro, buscando sus fisuras para colmarlas con "eso" que entiende que necesita -pese que no se le pida hacerlo- ¿El resultado? Terminan dando de más, vaciándose en el intento sin ver si verdaderamente el otro es compatible y valora tanto esfuerzo; es una búsqueda de completud, pensado que si tienen al otro, nada faltará sin darse cuenta que en el intento se terminan borrando al basar la felicidad en el bienestar del otro.
Las anteriores pueden ser sólo un par de ejemplo de cómo el amor también puede enfermar y basarse en malos entendidos que llevarán por senderos sinuosos la relación con un resultado completamente incierto.
A final de cuentas, la idealización del otro leído como un ser prefecto, del amor como una opción que tiene que ser idílica o de la relación de pareja como un vínculo "eterno" sin altibajos, puede hacer perder el piso a cualquiera, pero esto no es tampoco el amor.
En una relación de pareja sana, no sólo es pertinente trabajar primero en conocer cómo es tu elección de pareja, de dónde viene y cómo se ha ido formado, para poderla descontaminar de los residuos que en nuestra propia historia de vida la hayan influenciado o, incluso confundido. Así, podemos elegir a otro, no sólo que nos resulte atractivo y lo dejemos reducido a una cuestión de estética sino que en verdad podamos elegir a otro que sea compatible con uno.
El tema de compatibilidad no es sinónimo de que sea perfecto el vínculo, es construir la posibilidad de poder amar y seguir viendo, en su justa dimensión al otro, donde podamos admirar, confiar, pero lo seguimos reconociendo humano, falible, con dones y con fisuras.
No hay una receta general para establecer pareja, por eso es importante que trabajes por conocer lo que va bien contigo y funciona a tu individualidad, para que sean dos individuos que por elección propia apuestan por caminar un tramo de vida junto al otro, logrando tener espacios de uno, del otro y tiempos en común donde puedan compartir, por decisión propia y no por obligatoriedad, sosteniendo entre ambos algo más grande (un proyecto de vida en común, inversiones, trabajo, patrimonio, familia, hijos, vida social, diversión, etc.).
Recuerda, por eso es importante amar cuando estés lista, no cuando estés o te sientas sola... es importante también aprender a estar contigo misma, a no saltar de una relación a otra, disfrutar de tu propio universo y de una vida para ti.
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